ACTO 1 - Vida Intrínseca
Pablo
se encuentra sin empleo fijo en estos últimos meses, así que ahora solo está
trabajando en freelos. Escribe para algunas revistas y ayuda a algunos
amigos redactores en sus empleos fijos. Debido a eso no tiene mucho dinero,
pero los bares bohemios de Lima lo siguen llamando, los amigos bohemios de Lima
siguen buscándolo. Así que mantiene su rutina de siempre, trabajo, bares
bohemios, dormir en hoteles y correr a casa para bañarme, porque odia poner sus
pies en los pisos de las duchas de hoteles, le teme más a los pies callos o con
hongos que a el Grinch en navidad.
Algunas
veces por no llegar tarde a trabajar (cuando tenía empleo fijo y esclavizado) y
por qué tuvo que dejar a su acompañante nocturna en su hogar en el taxi en las
mañanas frías de Lima, se bañaba pero colocando cuatro toallas en el
piso de la ducha, lo cual tampoco le parecía muy adecuado, ya que Pablo
considera mucho a las personas y pensaba que la persona encargada que limpie su
cuarto de hotel esa noche tendría aún más trabajo exprimiendo las toallas.
ACTO 2 - El Primer contacto
Dentro
de esos días tediosos de rutina, el año pasado, Pablo salió de trabajar de
la empresa grande (la editorial internacional). Era viernes, así que
siguió su rutina normal y fue al bar bohemio. Aquel bar pequeño de tamaño pero
grande de calor humano, de piso de mayólicas antiguas como los de la casa de su
abuela, paredes oscuras, pintadas por
"artistas" contemporáneos y poca iluminación, para
que obviamente se condicione para ser "bohemio". Llegó,
pidió un par de cervezas y se topó con sus amigos, los amigos de la
"ebriedad intelectual" que siempre frecuentaban esos bares
bohemios.
Después
de unas cuantas cerveza junto con sus amigos, divisó que una mujer que se cola
al bar con un grupo de amigas. Ella tenía los cabellos castaños amarrados,
lentes de vieja, grandes, antiguos y sexys ("vintage"), un polo top blanco y supone que jeans, pero... por qué no recuerda esa
prenda, supongo que es algo raro no ?, ya que estoy escribiendo de ella, es porque
le atrajo aquella mujer. ¿Y no le vio el culo?, es la pregunta. Pues no, Pablo
cuando realmente le gusta alguien no se fija en su físico, primero intenta ver
la belleza de su rostro, mirando detenidamente la circunferencia de sus ojos,
la longitud de sus pestañas, la textura de sus cabellos, la carnocidad sus labios, el olor de su
cuello.
Luego
de algunos intercambios de miradas entre los dos, Pablo sabía que podía
acercarse y no ser rechazado. Pablo siempre y su inseguridad personal. Se
acerca, la mira y le habla de alguna estupidez, ella responde con una sonrisa,
pasan minutos y ella ya no era la mujer de cabellos castaños y ondulados
amarrados con sonrisa de oreja a oreja y piercing en el labio, ahora
ella era Antonella.
ACTO 3 - Un Buen Corazón
El
lugar poco a poco se llenaba más y el calor de la gente por buscar pareja en
esa noche incrementaba por todos lados. Tanta gente hizo que Pablo se acercara más
a Antonella y cada vez sus labios estén más cerca. Ella decide ir al
baño, el la acompaña y en la puerta esperando que se desocupe el baño, se lanza
y la besa. Mientras la besa piensa, es guapa, tiene una lengua juguetona y me
gusta su sonrisa.
Luego del intercambio de besos ensalsados con la ebriedad de las tantas cervezas, regresan a la esquina del bar donde se encuentra el grupo de ella Pablo decide quedarse con ellas. Ahora conversan más, ya que entraron en confianza y el hielo roto ya estaba. Ella es representante de unas empresas editoras. Ella acaba de graduarse. Ella quiere viajar mucho y acaba de regresar de viaje. Ella quiere ayudar a las personas haciendo trabajos sociales. Ella es un ser femenino bello con pequeños tatuajes, distribuidos misteriosamente en su cuerpo. Cada palabra que ella le cuenta de su vida, simplemente lo encanta, como una bruja hechiza a un mortal.
Luego del intercambio de besos ensalsados con la ebriedad de las tantas cervezas, regresan a la esquina del bar donde se encuentra el grupo de ella Pablo decide quedarse con ellas. Ahora conversan más, ya que entraron en confianza y el hielo roto ya estaba. Ella es representante de unas empresas editoras. Ella acaba de graduarse. Ella quiere viajar mucho y acaba de regresar de viaje. Ella quiere ayudar a las personas haciendo trabajos sociales. Ella es un ser femenino bello con pequeños tatuajes, distribuidos misteriosamente en su cuerpo. Cada palabra que ella le cuenta de su vida, simplemente lo encanta, como una bruja hechiza a un mortal.
Pablo
queda embelesado con ella, ha encontrado a una mujer guapa y de
buen corazón en un bar bohemio, algo raro que le suceda eso. Alguien
con esas características humanas en una cueva de mentes creativas y
abiertas, pero ese día fue así. Hablan de sus
proyectos, Pablo le menciona
que deberían viajar juntos, ella acepta. Realizan un
pequeño plan de viajes a un futuro incierto,
intercambian números telefónicos, intercambian perfiles de redes
sociales, intercambian miradas coquetas, caricias sencillas y cervezas
heladas.
ACTO 4 - El Anti-desenlace
La
noche continua avanzando y seguramente tu pensamiento es, si ellos se
encuentran en un bar bohemio, si están ebrios, si se gustan, si ya se
besaron, ahora irán a un cuarto de hotel y expulsar todo el encanto y
libido de cada uno. Pues no, Pablo es diferente. Pablo es un
mentecato, cuando la cortina del amor tapa sus ojos grandes. Pablo jamás intentaría ir
a un hotel con ella la primera vez, así ella se lo proponga,
ni tocarle el culo, ni las tetas, ya que cuando
la atracción sobrepasa el físico, Pablo es más bobo que de
costumbre.
Pablo
la mira con ojos llenos de amor por alguien que recién conoce y le
pregunta donde ha estado, que la hubiera gustado conocerla antes y ella
recibe esos cumplidos acariciándole la cara, besándolo mas
y entrelazando sus manos. Pablo siente que esos momentos raros que
no sucedían hace mucho han regresado y por una
extraña razón ella lo hace sentir bienaventurado. Las horas pasaron
tan rápido como un atardecer y ella se debe ir. Antonella llama a una amiga y contacta
con un taxi para que la recoja y pueda transportarla a su casa. Se encuentra
con su amiga tras unos minutos y salen los tres del bar. Caminan un par de
cuadras. Ella promete verlo durante la siguiente semana y tomar un café lleno
de besos ensalsados con planes
de viajes. Llega el taxi, él no le dice nada, solo la besa, abre la puerta del
taxi y ella se va.
Pablo regresa al bar con una sonrisa en la boca, se despide de sus amigos, llama un taxi y regresa a casa. Llega, entra a la ducha, se baña, camina a su cuarto, se desviste, mira su panza un poco más grande, juega haciendo caras en el espejo, se da cuenta que cada vez tiene más pelos en el pecho y la cara, sinónimo de envejecimiento cree, sonríe de las pequeñas estupideces de la vida, se acuesta en la cama y cierra los ojos pensando en Antonella.
Pablo regresa al bar con una sonrisa en la boca, se despide de sus amigos, llama un taxi y regresa a casa. Llega, entra a la ducha, se baña, camina a su cuarto, se desviste, mira su panza un poco más grande, juega haciendo caras en el espejo, se da cuenta que cada vez tiene más pelos en el pecho y la cara, sinónimo de envejecimiento cree, sonríe de las pequeñas estupideces de la vida, se acuesta en la cama y cierra los ojos pensando en Antonella.
ACTO 5 - La Patraña
Toda
la siguiente semana de haber conocido a Antonella,
Pablo intenta contactarla, le escribe y cada vez que quiere acordar un
acercamiento, un simple y cálido café o una abrupta salida a un
bar, ella lo evade una y otra vez, de maneras muy sutiles pero Pablo se da
cuenta. Pasa esa semana, ha pasado toda una semana pensando en ella
detenidamente, así que decide dejar de hablarle, todos tenemos
orgullo. Pero luego de dos semanas hace otra vez el intento con aquella mujer
que lo dejo absorto, y ella siempre lo deja solamente con textos
a medio escribir por el celular, con pensamientos a medio terminar y ganas de
rondar su lengua traviesa.
Pablo pensó que
tuvo un gran acercamiento con Antonella, pero
llegó a la conclusión de que quedará aparentemente en un
recuerdo de una noche. Piensa que hubiera sido una buena compañera amorosa.
Pero ahí debe aparcar sus pensamientos, en una simple noche de cervezas,
de gente buscando parejas por una noche, de ebriedad, de
comidas rápidas y de mentes abiertas.
ACTO
6 - Ciudad Pequeña
Han pasado ya muchos meses desde el encuentro con Antonella, ya no la recuerda nunca, solo ve una que otra foto cuando aparecen por alguna red social, pero no piensa en aquella que pudo ser una compañera amorosa. Llega el fin de semana y Pablo decide salir con unos amigos. Asiste al típico bar bohemio, toma algunos tragos, se aburre, conversa, pero aprecia que todo es igual de aburrido. Se hastía un poco de lo rutinario y típico bar bohemio. Suena su teléfono, contesta y es un amigo que le dice que están en una discoteca. Pablo no suele ir a discotecas, pero para cambiar de entorno y divertirse, decide ir.
Han pasado ya muchos meses desde el encuentro con Antonella, ya no la recuerda nunca, solo ve una que otra foto cuando aparecen por alguna red social, pero no piensa en aquella que pudo ser una compañera amorosa. Llega el fin de semana y Pablo decide salir con unos amigos. Asiste al típico bar bohemio, toma algunos tragos, se aburre, conversa, pero aprecia que todo es igual de aburrido. Se hastía un poco de lo rutinario y típico bar bohemio. Suena su teléfono, contesta y es un amigo que le dice que están en una discoteca. Pablo no suele ir a discotecas, pero para cambiar de entorno y divertirse, decide ir.
Ya en
la discoteca, llena de personas bailando, luces de colores, música a
un volumen retumbante y humanos revoloteando por todos lados. Son tres pisos
de personas en tragos, divirtiéndose, bailando,
juergueando, conversando, besándose, gileandose, mirándose, es
un nuevo ambiente, un ambiente de humanos que danzan.
Pablo
se siente bien y entretenido, así que decide acercarse a
una mujer que divisa en un segundo piso. Era una japonesa, delgada, de
cabellos lacios negros, de tez blanca,
de agradable sonrisa, de ojos tiernos, vestida con una blusa blanca
con negro sin mangas y unos jeans. Comunica a todos su plan de ir por la mujer
japonesa al segundo piso y todos sus cuatro amigos aceptan, pero primero
vamos por cervezas dice uno de ellos.
Se
acercan a la barra piden cuatros cervezas y caminan hacia las escaleras que
llevan al segundo piso. Pablo se siente listo, con trago en una
mano, sonrisa en los labios y temas
de conversación divagando por su mente, pero el
problema es que para llegar a donde estaba la japonesa debía bordear
todo el segundo piso. Sube las escaleras de metal y color gris y mientras
camina bebe uno que otro trago a esa botella de cerveza. Y de un momento a
otro, sin esperarlo divisa a Antonella, bailando sola con sus amigas y
dando mil vueltas. Pensó, para bailar así o estas ebrio o
drogado, así que en alguna de esas dos definitivamente
esta.
ACTO 7 - El licor de los labios
En
nada había cambiado Antonella, los mismos cabellos largos
y ondulados pero esta vez sueltos estaba ahí adornando su cara, como
el marco de caoba rodeando una pintura. La sensación de
una buena compañera amorosa regresó, pero a medias tintas, ya que
sabía que si pasaba algo esa noche con ella, sería una historia similar.
Pablo
la cruza, ella no lo alcanza a contemplar, ya que sus movimientos ricos en
libido combinados con la música la ciegan en un suculento ritmo de ondas
en su cuerpo. Llega Pablo a cruzar también a la mujer japonesa maja y
ella lo mira, el también y se ríen mutuamente en
seducción. Esto fue sinónimo de que puede ir a hablarle y no será
rechazado.
Se detienen a
unos metros de la mujer japonesa pero Pablo no deja de mirar al otro extremo
del lugar, donde se encontraba Antonella. No lo piensa dos veces y decide ir a
hablarle a Antonella. Le dice a todos que regresará, cruza otra vez a la
japonesa, otra vez el intercambio de miradas y sonrisas de coqueteos,
pero Pablo transita directo a Antonella.
Se acerca, la saluda con un movimiento de la mano y ella lo mira, parece no reconocerlo por medio segundo, pero lo examina por otro medio segundo y se ríe (pasó en exactamente un segundo). Él le habla de que hace mucho tiempo que no se veían, ella reacciona riéndose e invitándolo a bailar de una manera chiflada y graciosa. El baila o hace lo que puede por bailar, Pablo no es muy adepto al baile en general, prefiere conversar de nuevas y antiguas historias suyas, de cómo el clima afecta a las nuevas sabanas egipcias que compró la semana pasada o que color debería pintar su dormitorio porque ya se aburrió de los colores verdes con los que actualmente convive.
Se acerca, la saluda con un movimiento de la mano y ella lo mira, parece no reconocerlo por medio segundo, pero lo examina por otro medio segundo y se ríe (pasó en exactamente un segundo). Él le habla de que hace mucho tiempo que no se veían, ella reacciona riéndose e invitándolo a bailar de una manera chiflada y graciosa. El baila o hace lo que puede por bailar, Pablo no es muy adepto al baile en general, prefiere conversar de nuevas y antiguas historias suyas, de cómo el clima afecta a las nuevas sabanas egipcias que compró la semana pasada o que color debería pintar su dormitorio porque ya se aburrió de los colores verdes con los que actualmente convive.
Antonella
siendo muy sincera menciona a Pablo que está muy ebria y obviamente a eso Pablo
piensa si debe aprovecharse de esa mujer blanca con un piercing nuevo.
Recuerda que Pablo nunca se aprovecharía de ella, ya que
en algún momento quedo embelesado por sus gustos en común y
su apetitosa belleza. Pablo decide hacer caso omiso a ese comentario
y sigue tratando (sin cumplirlo) de bailar. En un momento a otro se acercan sus
cuerpos, Pablo siente a Antonella muy cerca de él y decide besarla, ella lo
acepta y juguetean entren besos y lenguas llenas de ebriedad y aliento agrio a
cerveza.
Las
compañeras de esa noche de Antonella, deciden irse. Ella las despide y ellos
quedan solos. Pablo decide llevarla donde su grupo de amigos al extremo
anterior de la discoteca. Ella lo coge de la mano, el acepta entrelazar sus
dedos entre sus manos toscas y medianamente grandes de Antonella pero de fina
manicura. Ahora Pablo ya no está seducido ante sus atributos mundanos, y puede
ver sus defectos, sus errores al bailar, la ausencia de un culo agraciado, la
falta de la definición de sus curvas en las caderas, su no
pulcro atuendo de esa noche. Pero ella no dejaría que esas cosas la opaquen, ya
que igual tenía la sonrisa grabada y delineada en el rostro, y
gestos excitantes que realizaba al morderse el labio o guiñarle un
ojo mientras lo miraba.
ACTO 8 - El Colofón
Mientras
las luces golpean las paredes y se reflejan en los iris de las miradas de
Antonella y Pablo, la música retumba en sus cuerpos. Ellos siguen
dando pasos de baile, los amigos de Pablo carcajeaban entre ellos ya que
Pablo es un inhábil en el baile. Ella al bailar vapuleaba su culo con
la pelvis de él, la erección de Pablo ahora es más evidente, ella lo
siente pero no lo dice. Ella entre muchos temas que hablaron le dice:
Antonella:
-¿Y sigues viviendo en ese lugar feo donde vivías?-
Pablo
recuerda el antiguo apartamento que rentaba de su abuela, en un distrito
mediano de la capital, antiguo, sucio, pequeño, con paredes de colomural
despegados y desgastados, cocina corroída, pero eso sí, con una tina
de baño limpia para poder imaginar nuevas historias mientras
se sumergía en el agua tibia.
Pablo:
-Pablo le dice no, ahora vivo en San Gabriel (distrito de
clase media
alta de lima), ¿Por qué?-, le pregunta
En
ese momento en particular Pablo, recuerda uno de los mensajes enviados por
Antonella a su teléfono móvil, ella le preguntaba si él vivía solo
y de más detalles banales sobre Pablo.
Antonella: Con mirada de
tunante responde -Es que así soy ¡yo!-
Pablo
entendió por fin, luego ya varios de meses y de hasta inclusive haber olvidado
el tema, el porqué de que Antonella a la siguiente semana de haberlo
conocido evadía sus mensajes, sus llamadas e invitaciones a salidas
casuales. Todo tomo sentido ahora, Antonella era una mujer materialista y
tal vez algo pragmática. Con esto que dedujo Pablo, lo que alguna vez
sintió simplemente huyó de su mente.
Pasan
las horas de la noche, ya dejan de bailar. Ella le pide que guarde su celular.
Ella coge sus manos y las coloca alrededor de sus caderas. El solo atina a
seguir el juego, su pasatiempo favorito, encantar a una mujer bella, mientras
besa su boca, su oreja y la provoca. Miran juntos el show del escenario desde
el segundo piso de la discoteca. Pero él se aburre, ya sabe cómo es ella por
dentro, no necesita quedarse más y perder el tiempo con una mujer bella más, así que
decide irse, se lo dice. Ella dice que también debe irse.
Salen de la discoteca, oliendo a cigarros baratos, sudor de pasos de bailes torpes y coquetos, aliento pútrido de las cervezas noche. Ella llama a su taxi. Ella sigue hablando de sus proyectos importantes. El solo pretende escucharla y reír a la par y demostrar un gesto común. Llega el taxi, ella le pide acompañarla. El piensa que tal vez ella quiera algo más. Él le dice chau, cuídate y cierra la puerta del taxi. No voltea, ni volteará a verla. Ella simplemente fue al final eso, una mujer bella de una noche, ahora en realidad dos, que luego de atar los cabos necesarios descubrió su interior.
Salen de la discoteca, oliendo a cigarros baratos, sudor de pasos de bailes torpes y coquetos, aliento pútrido de las cervezas noche. Ella llama a su taxi. Ella sigue hablando de sus proyectos importantes. El solo pretende escucharla y reír a la par y demostrar un gesto común. Llega el taxi, ella le pide acompañarla. El piensa que tal vez ella quiera algo más. Él le dice chau, cuídate y cierra la puerta del taxi. No voltea, ni volteará a verla. Ella simplemente fue al final eso, una mujer bella de una noche, ahora en realidad dos, que luego de atar los cabos necesarios descubrió su interior.
Un momento... ella olvido su celular, y él lo tiene consigo. ¿La volverá a ver?